Espiritualidad, Cultura y Clima Organizacional

Por:

  • Lcda. Anny Fierro
  • Ing. Giovanny Fonseca
  • Lcda. Jennifer García
  • Abg. Gustavo Parra

Nos encontramos en un sistema social, en el que predominan unos valores como son los de la competitividad, el individualismo, el consumo desenfrenado, el hedonismo, la excesiva valoración de las cosas materiales y la apariencia, etc. Este sistema en el que nos vemos inmersos estimula y potencia esos valores, ya que socialmente no está mal visto y por tanto, premia a aquellas personas que siguen ese estilo de conducta. La valoración social, constituye un mecanismo muy importante para censurar o permitir ciertos estilos de vida. El ritmo tan acelerado que se lleva suele generar en las personas altos niveles de estrés y ansiedad y puede derivar en ciertos trastornos psicosomáticos, y en enfermedades más graves.

Viviendo en un contexto de trabajo de estas características, no es difícil plantearse cómo combinar vida personal y vida profesional, o en el plano más espiritual, cómo combinar la vida interior y la vida exterior. La vida interior o la espiritualidad está caracterizada por una actitud de búsqueda, tanto de nuestro propio autoconocimiento, de responder a las preguntas “quién soy realmente”, “tiene mi vida un sentido más trascendente”, así como la búsqueda de la relación que tenemos con el resto del Universo o con un Ser superior. Una búsqueda que va más allá de lo palpable y que ahonda en una dimensión más profunda de la existencia.

La espiritualidad en el trabajo es el reconocimiento de que las personas tienen una vida interior que alimenta, y se alimenta con un trabajo significativo en el contexto de la comunidad. Las organizaciones que promueven una cultura espiritual aceptan que las personas tienen una mente y un espíritu, que buscan un significado y una finalidad en su trabajo y que quieren tratar con otros seres humanos y ser parte de una comunidad.

Las organizaciones espirituales promueven sus culturas alrededor de una finalidad significativa. Las utilidades son importantes, pero no son el principal valor de la organización espiritual, reconocen el merito y el valor de los individuos. No solo dan empleos, sino que tratan de crear cultura en las que los trabajadores crezcan y aprendan. Sus principales valores son la confianza mutua, la honestidad y la franqueza. Los gerentes no tienen miedo de admitir sus errores y se muestran extremadamente animados ante empleados, clientes y proveedores.

El notable ambiente de confianza de las organizaciones espirituales, cuando se combina con el deseo de fomentar el aprendizaje y el crecimiento, lleva a los gerentes a facultar a los empleados para que tomen la mayor parte de las decisiones relacionadas con el trabajo. Los gerentes confían en que los empleados tomaran decisiones meditadas y conscientes.

La última característica que distingue a las organizaciones espirituales es la tolerancia de la libre expresión de los empleados, no ahogan las emociones sino que permiten que las personas sean naturales, que expresen su estado de ánimo y sus sentimientos sin sentirse culpables ni con miedo a reprimendas.

Los críticos del movimiento de la espiritualidad en el trabajo se han concentrado en dos temas, en primer lugar está la cuestión de la legitimidad, es evidente que hay la posibilidad de hacer hincapié en la espiritualidad sea incomodo para algunos empleados. Los críticos aseveran que no es de la incumbencia de las instituciones imponer valores espirituales a los empleados. Esta crítica es válida sin duda cuando se define la espiritualidad en términos de llevar la religión y a Dios al centro de trabajo. Sin embargo se vuelve una crítica menos punzante si el objetivo se circunscribe en torno de la ayuda a los empleados para que encuentren el sentido de su vida laboral.

El segundo tema de los críticos es el económico, si la espiritualidad y las utilidades son objetivos compatibles es relevante para los directivos y para los inversionistas. Aunque las pruebas son limitadas, indican que los dos objetivos pueden ser muy compatibles. En un estudio reciente de una empresa asesora se encontró que las compañías que introdujeron técnicas basadas en la espiritualidad mejoraron la productividad y redijeron notablemente las rotaciones. En otro estudio se encontró que las organizaciones que dan a sus empleados oportunidades de desarrollo espiritual superan a las otras. En otros estudios se hace público que la espiritualidad en las organizaciones guarda una relación positiva con la creatividad, la satisfacción laboral, el desempeño en equipo y la dedicación a la empresa. (Robbins, 2005).